Recuerdo que cuando empecé en serio en esto de la publicidad, surgió el boom de los productos milagro como los imanes para magnetizar el agua o las famosas pulseras magnéticas de Encarna Sánchez . Las agencias que conseguían una de esas cuentas, se inflaban a contratar páginas con cupón en las mejores revistas y espacios en las también por entonces novedosas "teletiendas". Yo llegué a visitar a un cliente que vendía unos bonitos imanes en una funda de cuero, forrados por una cara de aluminio y por otra de cobre (o eso decía) y que prácticamente por frotarse en la espalda con él desaparecían las lumbalgias más recalcitrantes. El imán en cuestión costaba unas 3.000 pts de las de entonces, pero yo creo que en una ferretería hoy se podría conseguir por un euro más o menos. Todavía guardo uno. Me lo regaló aunque no le quise como cliente.... Tal fue el escándalo, que se dio origen a una ley específica sobre "Productos Milagro" . El problema es el de siempre, que se cast
El blog de José Carlos León Delgado. Desde 2005, comentarios sobre publicidad, marketing, diseño y comunicación.