"Si le hablaras a la gente como lo hace la publicidad, te partirían la cara". Esta es más o menos la traducción del chiste que os mostramos y que está incluido en el blog GapingAvoid del especialista en marketing y blogs Hugh Macleod, y que me envió Alvy. (Gracias)
Parece que no es casualidad que la palabra empleada para definir al cliente potencial, o público objetivo sea Target , que en inglés puede traducirse como diana, porque a veces los ciudadanos de a pie somos "tiroteados" por la publicidad.
Hablo como ciudadano y como profesional, porque a nuestros clientes siempre les hemos recomendado un uso racional de la publicidad. Para empezar nos gusta más hablar de comunicación. De contarle cosas a la gente sobre nuestros productos con la idea de atraerles y conseguir resultados comerciales, pero basados en la confianza y la credibilidad. No creemos en el todo vale y en los "vende motos". Lo prometemos, hemos renunciado a algún cliente por no creer en su producto.
Aunque de un tiempo a esta parte insisto, parece que se le ha perdido el respeto al PUBLICO "con mayúsculas". Cuando parecía que las ciudades no soportaban más espacios publicitarios, se inventa el marketing de guerrilla para invadir cualquier lugar. Como se queja Antonio Mas en su blog trabajarsinconexión.
"Las calles, los asientos, las playas, ... son espacios que pertenecen al ciudadano. Déjenlos en paz. En ellos la publicidad no ayuda. No cumple función social alguna. No pinta nada. Su supuesta creatividad puede hacer gracia la primera vez. Pero la segunda, tercera y sucesivas aburre. Contamina. Ensucia. Tanto como una colilla o la cagada de un perro".
Siempre han existido medios que son especialmente molestos, y que a nuestro juicio no son recomendables porque pueden provocar el rechazo del consumidor:
El Telemarketing: sobre todo el indiscriminado, el que te llama a cualquier hora para venderte cualquier cosa. El telemarketing bien entendido, dirigido a un target concreto y profesional puede ser hasta bien recibido si por ejemplo es usado para avisar a un cliente de una promoción especial en su sector, pero muy molesto si te llaman a la hora de la película a casa para venderte un curso de inglés...
Los Pop-Ups y banners saltones, que impiden una visión relajada de la web que visitamos, o que ralentiza la carga de la página...
El reparto callejero, que te asalta por mucho que trates de evitarlo, ensucia y contamina la calle.
Mucha gente considera los mailings molestos, y sin embargo cuando recibes un sobre en tu casa, si está bien hecho, identificarás rápidamente si te puede interesar o no, y el único esfuerzo que te supondrá será tirarlo a la basura sin abrir, en caso contrario. E incluso puedes evitarlo previamente incluyéndote en una Lista Robinsón.
En definitiva, la publicidad más eficaz es la que se integra suavemente en el entorno, la que no fuerza al público, y hay muchos posibilidades. Sólo hay que echarle imaginación, y para eso estamos, ¿no?.
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