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Mostrando entradas de abril, 2020

Publicistas Anónimos Arrepentidos... ¿de qué?

Nunca salgo de mi asombro con esta profesión que amo y odio por igual. Pero creo que ayer colmó el vaso de una paciencia mermada por el confinamiento. Primero, un medio publicó una nota de prensa que decía “ Un grupo de profesionales anónimos del sector lanza un emotivo vídeo para pedir perdón ”  y al día siguiente, otro medio dice “ Los mejores publicistas de España lanzan un mensaje conjunto ”. (Aplausos para "los mejores"). Si un periodista especializado los califica como “los mejores” es que sabe quiénes son aunque no lo diga. ¿Cuánto tardarán en salir de ese anonimato? El ego es el primero de los pecados capitales de esta industria, lo se por propia experiencia. Escribir un blog como este tiene mucho de ego. Así que no me duelen prendas, y seguramente he cometido el resto también. Pero eso sí, el final del manifiesto ya no puedo aceptarlo: “Éste es un mensaje publicitario que no firma nadie, porque nos gustaría creer que lo firmamos todos”. Mira, no . Si tienes

Confinamiento: ¿Cómo era eso de la conciliación?

Todos aquellos que han comenzado a trabajar en casa desde que llegó el confinamiento ya lo saben: la conciliación es un cuento. Sí, puedes trabajar con los niños dando vueltas alrededor. Puedes levantarte cuando quieras de tu mesa y, en lugar de para tomarte un café o fumar un pitillito en el portal, hacer la comida o poner la lavadora. A la carrera, porque antes a lo mejor comías en el comedor de la oficina o el bar de la esquina, sin perder (emplear) ese tiempo. Y puedes darte cuenta de que al final, no distingues la frontera entre vida privada y trabajo. Si alguna vez tuvo sentido eso de no permitir que tu trabajo se convirtiera en toda tu vida, es ahora. Yo llevo muchos años trabajando en casa, pero nunca fue así . Una o dos veces por semana tenía que trabajar fuera. Una reunión, una presentación, una activación de campaña en retail, un evento, un rodaje…. ¡y hasta comer con un cliente! Hoy, ya sabéis: reuniones casi a diario por videocall y en zapatilla

El tiempo de inspirar ya pasó, ahora toca respirar

Debatía la pasada semana con mi amigo Lucas en su twitter si, como él defendía en su newsletter Querida Marca , para las marcas es el momento de inspirar o de captar. Prometí hacer como en los viejos tiempos de la blogosfera , y contestar a un post con otro post, y aquí está. Os invito a todos a recuperar aquél espíritu del todo y mantener el debate en los comentarios de este blog, en lugar de en las redes sociales. Aunque cualquier aportación al debate será bienvenida en cualquier medio. Al lío. Llegué a su post a través de este tuit: #QueridaMarca , Ahora no es momento de captar. Es momento de ayudar, de inspirar y de intentar que quienes ya te conocen, no te olviden. https://t.co/ZyKdqAPL8H #Marketing #Comunicacion #Contenidos #RedesSociales — Calvo Con Barba (@CalvoConBarba) April 16, 2020 Dice Lucas en su reflexión " Inspirar y ser recordados " (que puedes leer íntegra haciendo clic en el enlace de su tuit): “Yo te diría que ahora – más allá de

Covid Runner: el mundo sin un día después

Supongamos que no se encuentra la vacuna para el COVID. O que la naturaleza nos regala cada año un nuevo virus mutado que nos obligue a aceptar que salir a la calle y vivir como vivíamos ya no es posible. No es que tenga ganas de meter miedo o desanimar a nadie, pero es una posibilidad como otra cualquiera. Visto lo visto, tras esta situación distópica que no creímos nunca que podía pasar, nadie puede garantizarnos que no se hará realidad un futuro que solo creíamos posible tras una explosión nuclear. Pero aunque tratar de hacer previsiones hoy ya se ha demostrado que es más cuestión de adivinación que de análisis, creo que hay una posibilidad de la que casi nadie habla, supongo que por miedo: No sé si lo habéis pensado, pero el futuro depende de que haya vacuna, cura o inmunización para el COVID o no la haya. Si no la hay, o nos confinamos para siempre o asumimos miles de vidas anuales como parte de la selección natural. Un cuento futurista sobre un mundo sin cura para el C