Cada último viernes de enero se celebra el Día de la Publicidad, trasladado desde el 25, festividad de San Pablo y patrón de los publicitarios. El trabajo en una agencia de publicidad es demasiado apretado un día normal para poder parar completamente por festividad patronal y por eso se deja para un viernes (que además, lo normal es tener solo media jornada). Esa es la teoría, yo no recuerdo haber dejado de trabajar ese día en 30 años de carrera, aunque las grandes sí que lo hacen, y algunos departamentos de los medios o marcas. Pero como digo, el día a día es una locura y o te gusta mucho lo que haces, o te vuelves loco si no lo estás ya.
La publicidad está más viva que nunca, loco
Es ya una vieja guerra, aburrida, pero no se rinden. Cada día alguien proclama el fin de la Publicidad, su muerte. Lo llevan haciendo décadas. En los primeros 10 años del siglo XXI lo defendieron vehementemente todos los apóstoles digitales, a los que les dediqué con cariño mis libros Gurú lo serás tú (2011) y La Publicidad Me gusta (2012). Hoy siguen diciéndolo, aunque en este tiempo he visto cosas que no creerían:
Agencias de Social Media que no creían en la Publicidad, convertirse en agencias de publicidad, asociarse al Club de Creativos y presentarse a festivales. O agencias de Influencers que no creían en la publicidad, querer comprar agencias de publicidad para crecer.
También he visto cómo Zara hacía publicidad aunque los gurús lo nieguen, o que un anuncio de cerveza sea Trending Topic y portada de periódicos. En fin, cada uno vende lo que quiere o lo que puede. Yo estoy loco por la publicidad y aquí sigo. Por eso os traigo algunos ejemplos de locuras de la publicidad, un poco de todo, para que hagamos fiesta.
¿Hay que estar loco para hacer un anuncio hoy?
La publicidad no ha muerto, pero la libertad creativa puede hacerlo. Si algo ha cambiado con el Social Media y las RRSS es que ahora un anuncio puede ser viral y compartido gratis por el público, pero también puedes estar seguro de que habrá una masa de gente dispuesta a lincharte por sentirse ofendida de alguna manera con tu anuncio. En Twitter nadie escapa a eso. Y una marca, más si es relevante, menos. Y con la llegada del “propósito” se agudiza, porque ahora parece que todos exigimos a las marcas que sean mejor que buenas. Que nos salven. Y si bien yo lo defiendo a capa y espada desde los tiempos de Change Marketers (2014) hasta El Buen Capitalista (2019), lo hago siempre desde el principio de libertad de elección de cada cual. Y dejando claro que no hace falta salvar a la humanidad vendiendo caramelos, que basta con no deteriorarla contaminando, esquilmando recursos o explotando laboralmente a los trabajadores. Pero hoy, en ese ejercicio de hipocresía comunitaria al que asistimos diariamente, digas lo que digas será malinterpretado por alguien que te montará un boicot por lo que antes nos reíamos.
Se pregunta Selena Schleh en Shots.net: ¿qué pasa cuando el 'escrutinio' se convierte en trolling directo y los comentarios indignados, lejos de estar justificados, son de hecho intentos cínicos de apoderarse del debate y otras agendas más nefastas? ¿Cómo pueden las marcas hacer malabares con la necesidad de tener un propósito y defender sus convicciones con la amenaza constante de cancelar la cultura?
La respuesta la pone en palabras de Grant Hunter (ECD global de Iris):
"Las mejores ideas siempre se polarizarán: cuando estás creando un trabajo progresivo que hace avanzar la conversación, siempre habrá quienes se sientan amenazados por ello".
Es decir, hay quien piensa que hoy más que nunca las marcas deben atreverse con ideas locas, provocadoras, porque al final, son las que generan debate y logran impactar. Otros en cambio consideran que hay que ser más prudente y aséptico que nunca. Pero para un publicitario de verdad, un creativo de casta, eso siempre le parecerá cobarde.
José Luis Moro, uno de los creativos españoles más famosos y con campañas verdaderamente locas en su portfolio, me descubría el artículo citado y compartía en su linkedin un ejemplo de publicidad valiente, que sabe reírse de sí misma y de todo lo demás. Una pieza que da doblemente envidia: por la creatividad del publicitario y por la valentía del anunciante. Sin ese tandem, no hay éxito.
Puedes leer el artículo citado entero aquí: Shock ‘n’ troll: Is moral outrage stifling creativity?
También hay quien cree que hoy lo mejor que pueden hacer las marcas por nosotros es divertirnos como antes. Qué locos.
¿Anunciar algo que no existe? ¿Estamos locos?
Para locuras, la que también encuentro en linkedin gracias a Javier López Piriz compartiendo “La loca historia de los comerciales de productos inexistentes en la URSS”
Como seguramente saben, en un sistema comunista no existe la publicidad puesto que no hay marcas y por tanto no hay competencia. Sin libre mercado, no hay libertad de elección y lógicamente, la única publicidad que habrá será la propaganda. ¿Seguro? Pues lo crean o no, entre 1967 y 1991 existía una única agencia de publicidad en la URSS y el gobierno soviético obligó a gastar el 1% de los beneficios de las compañías estatales en publicidad. El problema era que esas compañías fabricaban tan pocos productos y había tan poco stock, que ante la obligación de hacer anuncios ¡anunciaban cosas que no existían! Eso sí, dado que los pocos productos de calidad que existían se agotaban rápidamente, y ante la rareza de un anuncio, los espectadores pensaban que “si se publicitaban es que tenían que ser de baja calidad.” cuenta el blog Russia Beyond.
De los más de 5.000 anuncios que realizaron solo se han conservado 52. Y si esta historia no te ha dejado helado, tal vez este spot lo haga.
Locas del coño en Publicidad
Que nadie se lo tome a mal, porque es el típico titular o claim provocador que busca captar tu atención y que sigas leyendo. Como han querido hacer este año en la agencia Grow para celebrar San Publicito ,idea original de Peanuts & Monkeys (a quienes entrevisté en el programa Metrópolis: Metapublicidad.) que posteriormente ellos transformaron en Santa Publicita, denunciando una triste realidad: el techo de cristal en las agencias de publicidad es más duro que en otros sectores.
“Asombrosamente”, aunque más de la mitad de las estudiantes de publicidad sean mujeres, tan solo el 1% de las directoras de agencias lo son. En los departamentos de marketing de las marcas el porcentaje es un poco mayor, yo mismo y desde siempre trabajo con muchas mujeres que me dirigen desde las marcas, pero en las agencias parecen estar relegadas a Medios, Producción o Ejecutivas de Cuentas. ¿Dónde están las Directoras Creativas? Pues para reclamar que salgan a la luz y que tengan el lugar que les corresponde, han lanzado la campaña: Menos coñas y más coños. Y si piensas que están locos, mira el vídeo:
Lo cierto y verdad es que, como ocurre en tantos sectores, cuando se publica una lista de los profesionales más influyentes, miembros del jurado o similar, al final casi todos son hombres. Y ya huele. Aunque, mire usted por dónde, en esta lista de ReasonWhy , la única que hay es la primera. Mónica Moro tiene poco que demostrar ya, pero le costó lo suyo, no crean.
Entre todos los Mad Men, esta loca destacó.
Que las mujeres lo han tenido más difícil siempre para ser creativas en una agencia (entiéndase, para ocupar ese puesto, porque creativas lo eran y lo son) se comprende muy bien viendo la serie Mad Men (los hombres locos/ los Hombres de Madison Avenue) a través del personaje Peggy Olsen (interpretado por Elisabeth Moss). ¿Pero existió realmente?
Mary Wells Lawrence cambió la publicidad para siempre. Este es un hilo sobre su historia y cómo se convirtió en una leyenda de la industria publicitaria en la década de 1960.
El twitter de @unclebernbach nos cuenta que algunos creen que Mary Wells Lawrence era la Peggy Olsen de Mad Men en la vida real; una redactora brillante y una gran jefe de copys. Una loca de la publicidad que se atrevió a hacer locuras.
Mary fue mucho más que eso. Revolucionó la industria publicitaria y abrió una de las agencias más de moda de los años 60/70 con ideas como: "La mejor publicidad debería ponerlo nervioso por lo que no está comprando".
La primera agencia de Mary fue McCann-Erickson, donde trabajó desde 1953 hasta 1956. Luego se mudó a DDB, donde finalmente se convirtió en la jefa de copywriting en 1963.
En 1964, Wells se fue para convertirse en socio de la nueva empresa Jack Tinker & partners. En la agencia, produjo un trabajo icónico para el fármaco antiácido Alka-Seltzer y creó el trabajo pionero "End of the Plain Plane" para las aerolíneas Braniff.
En los años 60, la publicidad de medicamentos era aburrida. Los anuncios se centraron en cómo los medicamentos aliviaron los síntomas del dolor. Mary decidió que necesitaban entretener a la audiencia, no solo informar, para contar la historia de lo útiles e innovadores que eran los productos de Alka-Seltzer.5) In the 60s, drug advertising was dull. The ads focused on how drugs eased pain symptoms. Mary decided that they needed to entertain the audience, not just inform, to tell the story of how helpful and innovative Alka-Seltzer’s products were. pic.twitter.com/BtQUeSna88
— Uncle Bernbach (@unclebernbach) October 2, 2020
(ver en Twitter @unclebernbach) |
Decidieron publicar una serie de 16 anuncios divertidos, cada uno con una razón diferente para tomar Alka-Seltzer. Este anuncio desafiaba la publicidad de medicamentos tradicional: no mostraba a nadie con dolor y se basaba en el humor de autocrítica para conectarse con la audiencia. Una locura:
La Publicidad se odia o se ama. Lo único que tengo claro es que para trabajar en esto hay que estar muy loco. Loco por la Publicidad, que no deja de ser una forma de amarla. Y como decía Friedrich Nietzsche: “En el amor siempre hay algo de locura, más en la locura siempre hay algo de razón.”
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