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El índice Big Mac y la diferencia de 27 centavos



Por 27 centavos de dólar en Dinamarca se vive mejor que en Estados Unidos. Esa es la diferencia de precio entre un Big Mac en cada uno de esos países. 27 centavos que desmontan la teoría de que el mercado solo crea desigualdades cuando, en realidad, puede servir para todo lo contrario.

La gran pregunta sobre el Nuevo Capitalismo o Capitalismo Responsable es si además de social puede ser rentable y por lo tanto viable. Si el sistema de mercado, que nunca es libre del todo, puede garantizar un mejor reparto de la riqueza sin dejar de crearla. Si las empresas pueden crecer y dar beneficios, con los que pagar impuestos que sostengan el estado de bienestar y que las desigualdades, en lugar de aumentar, se reduzcan. Y, por su puesto, se igualen por arriba, que lo otro ya lo hemos visto.

La respuesta está en el índice Big Mac


En 1986 la revista The Economist inventó el Big Mac Index como fórmula para comparar la paridad de las divisas y la realidad de su cotización en bienes tangibles.  Partía de la base de que un Big Mac se encuentra en casi todos los países del mundo y se compone de exactamente los mismos ingredientes y forma de producirlo. Era de facto un estándar. Así, el precio de venta reflejaría el coste de esos ingredientes y producción y el conjunto se convertiría, casi, en una divisa más.

Un índice real de la bolsa de la compra en el mercado al que acceden los ciudadanos que no compran divisas, oro ni acciones.

En paralelo, el índice Big Mac se convierte en una forma de medir el poder adquisitivo, el nivel de vida, de cada país. El modelo de negocio de Big Mac es el mismo en todo el mundo, y el precio “de mercado” de un Big Mac depende, como no puede ser de otra forma, de la ley de la oferta y la demanda. Se supone que un Big Mac es una referencia de lo que puede o no puede comprar la mayoría de la población de un lugar. Y no olvidemos que una hamburguesa como esta equivale a un menú o una comida diaria para la mayoría. Casi una commodity.

El mercado como respuesta al estado de bienestar


El Buen Capitalista del que habla mi libro abandonó la doctrina Friedman que aseguraba que la única responsabilidad de una empresa es crear empleo y pagar impuestos o cumplir con las leyes. Pero cierto es que las leyes, laborales y fiscales especialmente, son las que dan forma al sistema de mercado y lo hacen más o menos justo.

Entre una economía estatalista que controla todo, hasta los precios, y un neoliberalismo salvaje que lo fía todo a las leyes del mercado, hay miles de tonos de grises. Y esa es la clave. 

Andan preocupados en EEUU con algunas propuestas del partido demócrata porque son consideradas socialistas, sobre todo las tesis de Bernie Sanders. Recordemos el problema semántico porque en países como Cuba al comunismo se le llama socialismo. Sin embargo, las propuestas de estos candidatos no llegan a los estándares que casi cualquier país europeo ya considera mínimos. Y si nos fijamos en las democracias nórdicas, entonces ya el índice Big Mac pone en evidencia.

El Buen Capitalismo cuesta 27 centavos en un Big Mac


Una reciente columna de opinión en The New York Times escrita por Nicholas Kristof se preguntaba si Dinamarca es un país socialista (tal y como ellos lo entienden) y analiza certeramente cómo el libre mercado en el país nórdico es capaz de generar un nivel de calidad de vida y protección social muy superior al de EEUU con un coste prácticamente invisible. Al igual que sucede con el índice Big Mac, el periodista se sirve de la comparación entre dos trabajadores de la empresa, uno americano y otro danés, y de dos valores económicos fácilmente cuantificables: el coste por hora laborar de cada uno y el precio del producto final.

El resultado, que seguramente te sorprenderá tanto como a mí, es que garantizar un estado de bienestar para todo un país, incluyendo los que están en la parte baja de los empleos com son los trabajadores de una cadena de comida rápida, se consigue pagando 7$/hora más a uno que a otro (de los 15$/hora en USA a los 22$/h en Dinamarca), lo que tan solo representa una diferencia en el precio de venta de 0,27$ más en un Big Mac comprado en Copenhague frente al comprado en New York.

Kristof hace un cálculo propio para llegar a esta cifra estimada de 27 Centavos: "Big Mac prices vary by outlet, but my spot pricing suggested that one might cost about 27 cents more on average in Denmark than in the United States. That 27 cents is the price of dignity."

Para entender lo que significa esa pequeña diferencia, Kristof se apoya en diversos hechos, empezando por el más reciente relacionado con el Coronavirus:

“Una de las razones por las que Dinamarca fue más efectiva que Estados Unidos para responder a la crisis es que ningún danés dudaba en buscar tratamiento debido a las preocupaciones sobre las facturas médicas.”

Lo curioso es que consultando los datos de statista.com en enero 2020 una hamburguesa Big Mac costaba en EEUU 5,67$ frente a los 4,64$ en Dinamarca. Esto tiene que ver con el concepto mismo del índice Big Mac para analizar la cotización real de una divisa: Como explican en Economipedia: "Como el precio en dólares del Big Mac en Europa es menor que el precio del Big Mac en Estados Unidos decimos que el euro está infravalorado con respecto al dólar (o el dólar sobrevalorado con respecto al euro."

Estadística: Precios mundiales de una hamburguesa Big Mac en enero de 2020, por país (en dólares)* | Statista

El estado del bienestar lo paga la economía de mercado

Los críticos con el capitalismo citan a muchos ideólogos que sólo tenían en cuenta la plusvalía y el beneficio. Y cuando hablan de Adam Smith critican su teoría del beneficio del egoísmo o la eficacia de la “mano negra” que autorregula el mercado. Pero olvidan lo que dijo sobre el papel del Estado, garantizando la competencia justa y cubriendo las necesidades públicas y privadas esenciales cuando éstas no sean rentables:

"Primero, el deber de proteger a la sociedad de la violencia e invasión de otras sociedades independientes. Segundo, el deber de proteger, en cuanto sea posible, a cada miembro de la sociedad frente a la injusticia y opresión de cualquier otro miembro de la misma, o el deber de establecer una exacta administración de justicia. Y tercero, el deber de edificar y mantener, puesto que el beneficio nunca podría reponer el coste que representaría para una persona o un reducido número de personas”  (La Riqueza de las Naciones, 1776)

Al igual que ocurre con todas las teorías primitivas, también con el marxismo, la realidad en su evolución y la práctica ha ido dando forma a modelos de economía mixtas en las que todos han aportado algo y han limitado los postulados del otro. La izquierda y los sindicatos ha logrado proteger los derechos laborales de los trabajadores a cotas inimaginables por Marx, los estados asumen que sus ingresos proceden del crecimiento de la economía privada y las empresas son las primeras en pedir al estado inversiones o leyes que garanticen la competencia. Así, los países capitalistas aceptan cada vez más fiscalidad mientras que los comunistas fomentan la propiedad privada y la economía de mercado. De hecho, China hoy tiene un porcentaje de empresas públicas similar al que tenia Francia en los años 80, aproximadamente el 20% de su PIB.

Lo que un Big Mac en Dinamarca nos enseña para el Nuevo Capitalismo


Nicholas Kristof intenta responder en el citado artículo la pregunta de si Dinamarca es un país socialista y la respuesta es que solo es un país capitalista que funciona mejor: “paradójicamente, mientras los estadounidenses de izquierda y derecha a menudo piensan en Escandinavia como cuasi-socialista —escribe Kristof—, los escandinavos se estremecen ante esa caracterización. Se ven a sí mismos simplemente persiguiendo economías de mercado, solo con impuestos más altos y mayores beneficios sociales que los Estados Unidos”.

Volviendo a la comparación entre lo que paga un americano por un Big Mac, lo que paga un danés y la diferencia de sueldo entre los trabajadores de la misma multinacional en cada uno de ellos, el artículo hace un repaso a las diferencias en su calidad de vida y es demoledor:

Los trabajadores de McDonald's en Dinamarca obtienen seis semanas de vacaciones pagadas al año, seguro de vida, licencia de maternidad pagada por un año y un plan de pensiones. Y como todos los daneses, disfrutan de un seguro médico universal y licencia por enfermedad pagada. Además, los trabajadores reciben sus horarios con un mes de anticipación y no se les puede asignar turnos consecutivos.

Cuando el autor vuelve a reflexionar sobre si eso es socialismo y si arruinaría la economía de un país de libre mercado más radical como EEUU, aporta un dato final: “Los daneses pagan 19 centavos adicionales de cada dólar en impuestos, en comparación con los estadounidenses, pero por eso reciben atención médica gratuita, educación gratuita desde el jardín de infantes hasta la universidad, preescolar subsidiado de alta calidad, una red de seguridad social muy fuerte y niveles muy bajos de pobreza. , la falta de vivienda, el crimen y la desigualdad. En promedio, los daneses viven dos años más que los estadounidenses.”

¿Y la competencia, qué?


Los defensores del libre mercado creen que los precios se autorregulan en función de la demanda. Mientras que sus detractores creen que lo que prima es la manipulación de los precios, la especulación y que al final los precios excluyen a muchos de poder acceder a productos esenciales. Dinamarca parece haber demostrado que no es así obligatoriamente. Pero una vez más depende de la combinación entre competencia y regulación. Así, en el país nórdico existe una "negociación sectorial", en la que los contratos se negocian en todo un sector empresarial, por lo que en Dinamarca, McDonald's y Burger King pagan exactamente lo mismo. Otro dato: más del 80 por ciento de los empleados daneses trabajan bajo contratos de negociación colectiva. La suma de todos los ingredientes dan como resultado que las huelgas son poco frecuentes. ¿Significa eso que la economía está dirigida y controlada por el estado como en un país socialista? Al contrario: “Dinamarca no tiene un salario mínimo nacional, y sería perfectamente legal que una empresa de construcción o una pizzería de esquina contrate trabajadores a $ 5 por hora —explica Kristof—. Sin embargo, eso no sucede. El salario típico en el mercado inferior parece ser de aproximadamente $ 15, aproximadamente el doble del salario mínimo federal en los Estados Unidos, un país con un nivel de vida más o menos similar”.

La competencia funciona y es lo que mejora la calidad de vida del país


Cuando surgen dudas sobre si tanta protección al trabajador, tanta cobertura gratuita y tantos derechos igualitarios son contrarios al principio de crecimiento basado en la competitividad, los datos vuelven a llevar la contraria.


  • El 79 por ciento de los daneses de 16 a 64 años están en la fuerza laboral, cinco puntos porcentuales más que en los Estados Unidos.
  • Los daneses ganan aproximadamente los mismos ingresos después de impuestos que los estadounidenses, a pesar de que trabajan en promedio un 22 por ciento menos de horas.


En la parte negativa (para el periodista americano) el dinero no llega para tanto en Dinamarca porque los precios promedian 18 por ciento más alto. Pero aquí el autor cae en su sesgo, acostumbrado a un sistema en el que pagas pocos impuestos pero tienes que pagarlo todo lo demás. Según sus propios argumentos anteriormente expuestos, si tienes que pagar menos necesidades esenciales (como la sanidad), al final tienes más dinero para gastar en lo que quieras, y aunque sea más caro, compensa:

“Los daneses pagan 19 centavos adicionales de cada dólar en impuestos, en comparación con los estadounidenses, pero por eso reciben atención médica gratuita, educación gratuita desde el jardín de infantes hasta la universidad, preescolar subsidiado de alta calidad, una red de seguridad social muy fuerte”. 

Todo lo cual repercute en cuestiones esenciales para el conjunto de la población con niveles muy bajos de pobreza, de falta de vivienda, crimen y desigualdad. Ojo al dato: “En promedio, los daneses viven dos años más que los estadounidenses”.

El Nuevo Capitalismo como herramienta social


La utopía de controlar la producción, el trabajo y los precios para que haya igualdad se ha demostrado ineficaz en aquellos países que lo han llegado a aplicar porque sin competencia no hay crecimiento y lo que no sube, baja. De la misma forma que los que han optado por un liberalismo extremo en el que el cada uno dependa exclusivamente de sus ingresos ha permitido crecientes desigualdades en las que muchos no lograr, sin que su capacidad de trabajo o intelectual tenga que ver en ello, lo mínimo para vivir dignamente. Los acérrimos defensores del marxismo argumentarán que nunca se ha podido desarrollar plenamente y que como decía Marx, la dictadura del proletariado era necesaria hasta lograr esa utopía. Con el mismo razonamiento podemos decir que el sistema de mercado tampoco se ha desarrollado definitivamente y que cuando lo haga, será una buena herramienta para que todos podamos disfrutar de mejores niveles de calidad de vida, más justos. En 2020 parece que con sólo 27 centavos es posible.

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Imagen de RitaE en Pixabay

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