Ahora mismo, hay dos campañas en vigor que juegan con ello de diferente forma, pero con el mismo resultado de confundir al consumidor.
Por un lado, tenemos a Lidl recuperando el precio en pesetas, moneda en vigor y de curso legal para asombro de muchos seguramente, con la idea supongo de facilitar los cálculos y demostrar que pese al euro, son los más baratos.
Lo que ocurre es que después de diez años, y más si pensamos que cuentan con un numeroso público inmigrante que ni siquiera ha conocido las pesetas, creo que decir que un detergente cuesta 1.660 pesetas en grandes números rojos no es un mensaje que se perciba como positivo.
A golpe de vista, 1.660 siempre será más que 9,90 euros. Por mucho que la competencia lo tenga por 11.
El caso contrario, no sé si intencionado o no, es la tarifa plana de Orange por sólo 0,5 euros al día.
Técnicamente, 0,5 € son realmente 0,50 €, pero seguro que muchos, con el numerito en grande, asocian un precio ideal de 0,05. No es lo mismo cero coma cinco euros, que cinco céntimos, pero puede parecerlo.
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