En el número de mayo 2008 de la revista "Agenda de la Empresa Andaluza", Gerardo Terrón afirma...
Lo que me parece una idea bastante triste de su filosofía del márketing, y que no se corresponde con lo que más adelante define como...
Creo que como dice el dicho "ni tanto ni tan calvo". Motivar, informar y fascinar no es precisamente manipular. O al menos, no debería serlo.
Me gusta muchísimo más la cita que incluye en su artículo atribuida a Louis Vuitton:
Tal es la fuerza de un escaparate que el gigante Zara basa toda su comunicación en ellos, pero como decimos una y mil veces en comicpublicidad, si el producto no se corresponde con el anuncio, a la larga no tiene éxito. Y la publicidad más directa de todas es el punto de venta. ¿Manipular al cliente?...ya puedes hacer un escaparate hipnotizador que haga entrar al cliente a probarse la prenda de forma instantánea, que si no le queda bien, lo descubrirá en unos minutos frente al espejo. Breve ilusión.
Cierto es que existen técnicas de colocación del producto en el escaparate, juegos de luz, colores y demás trucos que atraen la atención y provocan deseo. Por ejemplo, en los años de penurias de la "posguerra", los ultramarinos colocaban pilas de latas o frascos de conservas y cajas de galletas amontonadas para generar efecto de abundancia y mayor deseo de compra (nada que no se haga hoy en cualquier hipermercado, en las cabeceras de lineal que equivalen a los escaparates de las calles-pasillo) pero de ahí a poder manipular va un mundo.
"Podemos decir que el escaparatismo se convierte en el arte de manipular al cliente"
Lo que me parece una idea bastante triste de su filosofía del márketing, y que no se corresponde con lo que más adelante define como...
"Son transmisores de ideas y los traductores de la belleza del producto. La finalidad es motivar, informar, visualizar y fascinar"
Creo que como dice el dicho "ni tanto ni tan calvo". Motivar, informar y fascinar no es precisamente manipular. O al menos, no debería serlo.
Me gusta muchísimo más la cita que incluye en su artículo atribuida a Louis Vuitton:
"El escaparate es la invitación, pero la tienda es la fiesta".
Tal es la fuerza de un escaparate que el gigante Zara basa toda su comunicación en ellos, pero como decimos una y mil veces en comicpublicidad, si el producto no se corresponde con el anuncio, a la larga no tiene éxito. Y la publicidad más directa de todas es el punto de venta. ¿Manipular al cliente?...ya puedes hacer un escaparate hipnotizador que haga entrar al cliente a probarse la prenda de forma instantánea, que si no le queda bien, lo descubrirá en unos minutos frente al espejo. Breve ilusión.
Cierto es que existen técnicas de colocación del producto en el escaparate, juegos de luz, colores y demás trucos que atraen la atención y provocan deseo. Por ejemplo, en los años de penurias de la "posguerra", los ultramarinos colocaban pilas de latas o frascos de conservas y cajas de galletas amontonadas para generar efecto de abundancia y mayor deseo de compra (nada que no se haga hoy en cualquier hipermercado, en las cabeceras de lineal que equivalen a los escaparates de las calles-pasillo) pero de ahí a poder manipular va un mundo.
Comentarios
Sigues acertando con los temas intersantes.
Saludos