Recuerdo que cuando empecé en serio en esto de la publicidad, surgió el boom de los productos milagro como los imanes para magnetizar el agua o las famosas pulseras magnéticas de Encarna Sánchez. Las agencias que conseguían una de esas cuentas, se inflaban a contratar páginas con cupón en las mejores revistas y espacios en las también por entonces novedosas "teletiendas".
Yo llegué a visitar a un cliente que vendía unos bonitos imanes en una funda de cuero, forrados por una cara de aluminio y por otra de cobre (o eso decía) y que prácticamente por frotarse en la espalda con él desaparecían las lumbalgias más recalcitrantes. El imán en cuestión costaba unas 3.000 pts de las de entonces, pero yo creo que en una ferretería hoy se podría conseguir por un euro más o menos. Todavía guardo uno. Me lo regaló aunque no le quise como cliente....
Tal fue el escándalo, que se dio origen a una ley específica sobre "Productos Milagro".
El problema es el de siempre, que se castiga al publicitario y no al farsante que comercializa el producto: El Real decreto 1907/1996 sobre publicidad y promoción comercial de productos, actividades o servicios con pretendida finalidad sanitaria no prohíbe directamente la comercialización de este tipo de productos, sino que se limita a prohibir la mención de dicha finalidad en su argumento publicitario y promocional, y además no existe una definición clara de los mismos.
Parece que los inventos magnéticos y demás artilugios han pasado de moda, pero los "productos milagro", asombrosamente, pueden verse todos los días en cualquier medio, disfrazando zumos, leches, quesos o panes de fórmulas mágicas para potenciar nuestra salud de mil y una forma. No diré marcas, pero todos podemos recordar alguna.
El propio Ministerio de Sanidad y Consumo editó conjuntamente con la CECU un folleto destinado a alertar a los consumidores frente a este tipo de fraude, con consejos prácticos como:
El problema principal es que esos productos se presentan casi como medicamentos, pero al no serlo, no tienen que cumplir con las exigentes normas de publicidad de la Ley para productos farmacéuticos.
Ahora la UE trata de poner freno a estas prácticas con una nueva legislación unificada en la que entre otras cosas limita en las etiquetas de los alimentos el uso de mensajes alusivos a sus ventajas para la salud, como "es bueno para..." o "ayuda a adelgazar".
Así, pronto todos los alimentos que tengan un reclamo de salud tendrán que ser evaluados antes de que salgan al mercado. Frases como 'bajo en grasas', utilizadas en las etiquetas o en la publicidad de los productos, deberán cumplir una definición dentro de las normas de la Unión Europea (UE).
La atribución de propiedades de prevención, tratamiento o curación de una enfermedad, o cualquier referencia a estas ventajas, está expresamente prohibida en la normativa comunitaria.
Nos alegramos de este tipo de medidas, porque como hemos dicho en otras ocasiones, estamos absolutamente en contra de todo tipo de publicidad engañosa, y de los anuncios "mercenarios" que entran en el juego de los empresarios poco escrupulosos. Creemos en la honestidad y en la publicidad como forma de comunicación entre un producto y su mercado, no como un "lavado de cerebro".
A veces me pregunto si debería dedicarme a otra cosa...
Yo llegué a visitar a un cliente que vendía unos bonitos imanes en una funda de cuero, forrados por una cara de aluminio y por otra de cobre (o eso decía) y que prácticamente por frotarse en la espalda con él desaparecían las lumbalgias más recalcitrantes. El imán en cuestión costaba unas 3.000 pts de las de entonces, pero yo creo que en una ferretería hoy se podría conseguir por un euro más o menos. Todavía guardo uno. Me lo regaló aunque no le quise como cliente....
Tal fue el escándalo, que se dio origen a una ley específica sobre "Productos Milagro".
El problema es el de siempre, que se castiga al publicitario y no al farsante que comercializa el producto: El Real decreto 1907/1996 sobre publicidad y promoción comercial de productos, actividades o servicios con pretendida finalidad sanitaria no prohíbe directamente la comercialización de este tipo de productos, sino que se limita a prohibir la mención de dicha finalidad en su argumento publicitario y promocional, y además no existe una definición clara de los mismos.
Parece que los inventos magnéticos y demás artilugios han pasado de moda, pero los "productos milagro", asombrosamente, pueden verse todos los días en cualquier medio, disfrazando zumos, leches, quesos o panes de fórmulas mágicas para potenciar nuestra salud de mil y una forma. No diré marcas, pero todos podemos recordar alguna.
El propio Ministerio de Sanidad y Consumo editó conjuntamente con la CECU un folleto destinado a alertar a los consumidores frente a este tipo de fraude, con consejos prácticos como:
- Duda...de los productos que ofrecen soluciones milagrosas a problemas de salud.
- Rechaza...los productos que no indiquen claramente el domicilio fiscal y sobre todo de los que proporcionan un apartado de correos como referencia.
- Denuncia...las promociones de este tipo de productos. La ley prohibe anunciar las propiedades curativas o bien que utilicen en su publicidad frases como "pierda peso"...
El problema principal es que esos productos se presentan casi como medicamentos, pero al no serlo, no tienen que cumplir con las exigentes normas de publicidad de la Ley para productos farmacéuticos.
Por ejemplo, está prohibido que una persona vestida de médico ( y mucho menos que diga que lo es) publicite un fármaco, pero con frecuencia vemos anuncios en los que un facultativo nos habla de las bondades de tal o cual margarina, por ejemplo. Y eso es una gran paradoja.
Ahora la UE trata de poner freno a estas prácticas con una nueva legislación unificada en la que entre otras cosas limita en las etiquetas de los alimentos el uso de mensajes alusivos a sus ventajas para la salud, como "es bueno para..." o "ayuda a adelgazar".
Así, pronto todos los alimentos que tengan un reclamo de salud tendrán que ser evaluados antes de que salgan al mercado. Frases como 'bajo en grasas', utilizadas en las etiquetas o en la publicidad de los productos, deberán cumplir una definición dentro de las normas de la Unión Europea (UE).
La atribución de propiedades de prevención, tratamiento o curación de una enfermedad, o cualquier referencia a estas ventajas, está expresamente prohibida en la normativa comunitaria.
Nos alegramos de este tipo de medidas, porque como hemos dicho en otras ocasiones, estamos absolutamente en contra de todo tipo de publicidad engañosa, y de los anuncios "mercenarios" que entran en el juego de los empresarios poco escrupulosos. Creemos en la honestidad y en la publicidad como forma de comunicación entre un producto y su mercado, no como un "lavado de cerebro".
A veces me pregunto si debería dedicarme a otra cosa...
Comentarios
Actualmente la ley etiquetado y publicidad prohibe alusiones a que el alimento cura una enfermedad. Vale, prohibido decir que cura la aterosclerosis... Pero sí se dice que "baja el nivel del colesterol". Que no es lo mismo...Pero el consumidor lo entiende igual. Por no hablar de vagos reclamos tipo "cuida tus defensas" o "te renueva por dentro" que lo que es decir, no dicen nada, pero el consumidor entiende que es lo más de lo más para evitar cualquier enfermedad. Aunque la palma se la lleva el "agua ligera", vamos...
Yo sigo dedicándome a esto, que no es eso... ;-)
Saludos.