En los mercados desarrollados, vivimos en un mundo de abundancia. Las estanterías repletas, los catálogos extensos, los lanzamientos de productos constantes.
Vivimos literalmente rodeados de "cosas". Objetos que en la mayoría de los casos son absolutamente innecesarios y prescindibles y por eso, desde los departamentos de marketing se esfuerzan en convencernos (me incluyo como consumidor) de que serán capaces de hacer nuestras vidas más felices.
Rizando el rizo, la moda en comunicación es generar "experiencia de compra o de uso" en el comprador. Ya hemos hablado de ello otras veces, y el caso más citado siempre es el de Starbucks, pero hay muchos más.
De la publicidad racional se pasó a la emotiva, y desde la emoción, se busca que el cliente "viva" el producto.
La vuelta de tuerca, siempre hay una vuelta que dar cuando sobra el dinero que gastar, es vender directamente las experiencias, por ejemplo, como regalo.
La empresa Weekenddesk Iberia ha creado los BONGO , una suerte de "Cajas Experiencia" con una variedad de actividades de moda, como por ejemplo una visita a una bodega con cata y regalo, o una actividad de multi-aventura, un fin de semana romántico, de salud en un spa...todo perfectamente empaquetado con su librito-catálogo y su bono de regalo. El tradicional "vale" que nos regalan en Navidad cuando no les da tiempo o está agotado, pasado por un departamento de diseño, toda una idea para salir del paso.
Tal vez hemos llegado a un punto en la vida que es necesario comprar experiencias, aunque a nivel personal descubrí hace mucho tiempo que las cosas por si solas no dan felicidad, y que por ejemplo un coche es una herramienta que debe ser seguro y consumir poco, y un jersey de lana abriga igual con cocodrilo que sin él, aunque eso es otra historia...
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