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Cómo mejorar tus redes sociales en tres pasos




Está claro que la relación amor odio que mantenemos con las redes sociales nos atrae tanto como nos espanta. Al menos, a muchos. Aunque predije irónicamente que iban a desaparecer en 2012, siguen ahí las principales tras una criba en la que solo podían quedar las mejores. Incluso aparecen nuevas como Clubhouse que prometen llenar un hueco cada vez más estrecho en el mercado. Pero ojo, que también hay amenazas de supervivencia para las aparentemente intocables por desgaste. Dice Jored A. Brock en Medium que “Facebook está muerta pero simplemente no lo sabe”.  Veremos, igual acierto diez años después.

Pero como siempre digo, no hay nada bueno o malo en sí mismo sino que depende del uso que le demos. 

Las RRSS tienen muchas cosas buenas a las que, sinceramente, es difícil renunciar. Así que lo mejor es sacarle el partido a las oportunidades y esquivar los defectos: el odio, el ruido, la saturación publicitaria y las fake news. Y es más fácil de lo que parece. Simplemente, la inteligencia humana puede ganar a la artificial.

Tus redes sociales no son tuyas, pero tú decides cómo las usas.

Lo he dicho muchas veces, internet no es tuyo. Se siente. Que se lo digan a Donald Trump. Los servicios que usas, gratis o no pertenecen a empresas privadas que te dejan usarlas según su acuerdo de condiciones que has aceptado. Sí, ese que pasaste corriendo cientos de páginas sin leer.  Pero una vez dentro, el uso lo decides tú dentro de esas normas. Siempre he creído que cada uno puede hacer lo que le de la gana en sus redes sociales, por ejemplo que no hay por qué ser simpático en Twitter . Y esto son solo consejos personales que he aplicado en mis redes. Y me han funcionado.


Lo primero y esencial: Olvidamos que el algoritmo aprende de nosotros. Así que en lugar de dejar que sea él quien decida y se convierta en un círculo vicioso, cámbialo por uno virtuoso. Dile lo que quieres ver y tu día a día cambiará de color. Si quieres.


Lo segundo, el contenido principal no lo decide el algoritmo si tú no le dejas. Nadie le da a seguir a alguien o hace me gusta en una página por ti. Lo haces tú. Así que si en tu muro hay basura, la mayoría la has dejado tú ahí.

Lo tercero, que podría ser lo primero, debes pararte a pensar para qué estás en una red social. Preguntarte qué buscas de otros y qué quieres compartir de ti mismo. ¿Es interés profesional? ¿Quieres estar al día de las noticias? ¿Quieres saber qué hacen tus amigos? ¿Quieres vender algo? ¿Buscas gente que comparta aficiones? Todo eso es posible hacerlo, simplemente hazlo. 

Tres pasos para mejorar tu experiencia en Redes Sociales

1. Borra, bloquea, elimina, deja de seguir. Sí, drásticamente. Sin miedo. Salvo que necesites estar atento a tu enemigo, seas masoquista o te de igual. Limpia tu muro y serás más feliz. El odio alimenta más odio y el algoritmo creerá que te gusta el odio. Y el ruido con infoxicación que no necesitas ni quieres solo sirve para peder el tiempo. Menos es más.

2. Busca nuevos intereses a los que seguir. Una vez que has hecho sitio a lo Marie Kondo, hay tanto bueno entre la basura que solo hace falta que lo elijas tú. Y no solo aceptar las sugerencias. Es una forma de hackear al algoritmo: después de esa limpieza y selección, como por arte de magia, esas sugerencias serán cada vez mejores.

3. Vuelve al básico de visitar el muro. ¿Te acuerdas cómo era al principio? Entrabas en el muro de alguien a ver lo que había actualizado, como quien entra en una web o un periódico. Luego nos acomodamos a que el muro nos pusiera las cosas, pero solo pone unas cuantas. Y si no entras o reaccionas a publicaciones de lo que te gusta cada vez las verás menos. En esto la cadena de memes que te pide que entres en su muro, comentes o le des a “seguir” sí tiene razón. Repasa las personas y páginas que sigues. Verás que muchas de ellas han publicado cosas interesantes que no has visto. Si son páginas te habrás perdido más o menos el 95%. De algunas, el 100%. Vuelve a entrar en ellas y en lo que te guste haz clic. Y poco a poco tu muro tendrá directamente las cosas que quieres ver.

También puedes darle a “seguir” que es mejor que “me gusta”, porque te garantiza que verás las actualizaciones y en muchas redes no hace falta que conectes o seas amigo.


Una cosa más... las RRSS están programadas para que creen adicción y provoquen nomofobia, el miedo a perderse algo. Por eso tienen scrolls interminables, pero sobre todo, un sistema de alertas que te saltan cada vez que pasa algo que ellos creen que no puedes perderte. Y no solo cuando interactúan contigo directamente o te etiquetan. También cuando "fulanito acaba de compartir algo" o "está en directo, no te lo pierdas". El último consejo sería que las elimines todas y decidas cuándo, cómo, por qué y durante cuánto tiempo vas a estar navegando por ellas. Pero eso ya, es tu libre elección, como los otros tres puntos. 


Y con tres pasos fáciles, verás el mundo mucho más bonito.

De todas formas, también puedes abandonarlas totalmente. De Facebook también se sale. Y si eres empresa, también puedes escapar de su control.


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