En el futuro, el trabajo lo harán los robots. Dicen. Pero no hay de qué preocuparse, porque los humanos encontraremos otras ocupaciones.
En El Buen Capitalista lanzo la idea optimista de que, en ese futuro automatizado, el trabajo que tengamos que hacer nosotros sería solo comprar lo que los robots producen. Y para eso tiene sentido la renta universal. Sería una forma de repartir la riqueza al estilo de lo que algunas tribus ancestrales hacen, como los !Kung africanos, en las que las desigualdades no proceden ni del trabajo ni del acceso a los recursos porque cazan entre todos y reparten las presas sin permitir además que nadie se convierta en líder por su habilidad cazando o por tener mejores flechas. De hecho, se las intercambian para que el mérito sea colectivo. Es un ejemplo académico de sociedad igualitaria.
Quien tenga los robots tendrá el trabajo
Pero bien es cierto que la Revolución Industrial cambió la forma en que la riqueza se repartía porque el acceso al trabajo y los recursos dependía de quien tuviera una fábrica. Y es cuando surge el concepto de “Clase” en función de si eres trabajador o eres quien posee los medios de producción, el famoso capitalista. Karl Marx decía que desde entonces el trabajo se había vuelto una mercancía más que hacía que unos hombres explotaran a otros. En realidad la desigualdad es muy anterior a eso y ya el Concurso de Dijon trató de establecer las causas, y la respuesta de Rousseau fue el famoso “contrato social” que perpetuaba las diferencias.
¿Quién puede tener un robot que trabaje por él?
Ahora que vemos llegar la siguiente revolución, la similitud con las primeras fábricas a vapor del SXVIII no está siendo tenido en cuenta, no leo a nadie hablar de ello, y puede suceder que, al final, quien tenga los robots, tenga el trabajo. Con suerte, en plan autónomo freelance, cada obrero manejará el suyo, algo como en la película Gigantes de Acero/ Acero Puro (Real Steel, 2011)
Significaría eso que mejor que estudiar una carrera, habría que comprarse un robot que haga el trabajo por nosotros. Quién sabe, igual en el futuro los niños vengan con un robot debajo del brazo. Vayamos ahorrando para el nuestro, por si acaso.
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