De todo el debate generado a costa de la famosa "Ley Sinde", que por otra parte me parece muy sano como ejercicio en una sociedad, lo que más me preocupa es el concepto que como país tenemos de la cultura. Generalizando a partir de la lectura de opiniones y comentarios en webs, foros y redes sociales, es fácil concluir que es considerada un bien público, imprescindible, que debe ser gratis y de acceso público ilimitado. Y cuando se explica que es difícil generar contenidos sin generar costes que tienen que repercutirse en el consumidor de esa cultura, las dos únicas respuestas que se reciben son, que el modelo de negocio es obsoleto, y que la tecnología permite copias exactas casi gratis y no justifica los precios finales.
Igualmente, se defiende sin rubor que el arte sobrevivirá siempre porque los artistas no van a dejar de existir, pues es una vocación y una necesidad. Esta afirmación, suele ir acompañada de una critica mordaz y desprecio hacia determinados artistas, con etiqueta de "comercial" a los que se le niega el valor cultural o la calidad, amparados en que son productos dirigidos a las masas "incultas". Confundiendo gusto con calidad, mal empezamos.
Bueno, me parece tal sucesión de contrasentidos que me cuesta mucho centrarme cuando hablo de ello. Porque tiendo a buscar la lógica, la coherencia y las posiciones basadas en criterios éticos claros muy generales. Y con esta forma de pensar, me es imposible entender que se piense que la cultura es un bien público, pero no se acepte que "la cosa pública" (como decían los Romanos "la república") no lo defienda, o lo sufrague del erario público. Si como sociedad consideramos que la cultura es un bien de primera necesidad y debe ser accesible gratuitamente sin trabas, entiendo que será esa sociedad de forma colectiva quien lo pagará, como la educación, el ejército o la sanidad. Porque si no, estaremos pidiendo a una parte de la sociedad, a los artistas y creadores, que lo hagan para nosotros ¿gratis? Es decir, que no tendremos artistas-comerciantes, si no artistas-esclavos. Juglares. Bufones medievales.
Porque yo el tema ese de que "si fuera más barato lo compraría"... no me lo creo del todo. Y tampoco creo que el estado tenga que mantener todo el sistema cultural de un país. Al contrario. Si defiendo que cada autor tiene el derecho de elegir si quiere Copyright, Copyleft, Creative Commons o lo que sea, es precisamente porque creo que como cualquier otro producto sujeto a la subjetividad del consumidor, debe ganarse su puesto y sus ventas. Pero eso sólo es posible si cuenta con las mismas protecciones y garantías jurídicas que cualquier otro producto.
Lo siento, no me vale que me digan que "como es posible tenerlo gratis en la red, no puedo cobrarlo y tengo que inventarme otro modelo de negocio". Poder, se puede, pero no se debe. Poder, podemos ir a 200 por una autovía que hemos pagado con impuestos. Pero no debemos y no podemos porque no nos dejan. ¿Mantendrías la velocidad si no hubiera radares y multas?... esa es la realidad de la sociedad. No queremos reconocer las cosas como son, si no nos favorecen.
Espero no tener que volver a repetir mi postura sobre el canon y la red neutral, porque ese no es el problema. Eso son leyes y normas que hoy se dictan y mañana se anulan. Me preocupa la ceguera y el engaño colectivo. Me preocupa el valor que le damos a la Cultura, con mayúsculas, representada en quienes generan esa cultura.
Hasta ahora, me encontraba muy sólo haciendo de Pepito Grillo. Pero afortunadamente, tras el chaparrón de la Ley, empiezo a ver a personas que intentan hacer el mismo esfuerzo por hacer entender que la situación no es tan simple como decir "soy libre y tengo derecho".
Si quieres hacer un pequeño esfuerzo por escuchar a gente que tiene una visión más amplia del tema, y sabe defenderla con argumentos sólidos y contrastados, aún a riesgo de que te haga cambiar en algo tu punto de vista actual, te recomiendo las siguientes lecturas, empezando (con permiso) por lo que escribí la semana pasada en Cooking Ideas: "¿A cuántos autores conoces?
Siguiendo con la experiencia de un creador poco sospechoso de comercial: "Otro Creador" de Nacho Vigalondo en el Blog de Nacho Vigalondo de El País.
La visión de un experto en internet y redes sociales: "Un Modelo Sostenible de Consumo Digital" por César Martín, en Alzado.org
La investigación periodística de uno de los más beligerantes con Sinde: "¿Cuánto ganan las páginas de descargas?" por Ignacio Escolar, en Escolar.net
La genial descripción, una gozada de lectura, de cómo se siente un escritor en medio de la vorágine: "Desventuras de un escritor sentando en el centro de un encendido debate" en Mis Apis por tus Cookies.
Y los argumentos de los creadores, que tienen tanto derecho a expresarse en la red como sus detractores: "Grupos de creadores se movilizan en Internet por los derechos de autor" Un artículo de El País
Ojalá te animes a leer estas fuentes propuestas. No quiero convencerte de nada, despuès puedes seguir pensando lo que pienses ahora, pero al menos, lo harás más informado. Te lo aseguro.
(Imagen: Licencia CC de Flickr)
Comentarios
Mi opinión sobre el tema solo se basa en las webs de descargas, las que se lucran con ese negocio. No entiendo mucho del tema, pero encuentro inmoral que puedan ellas ganar dinero a costa el trabajo de otros.
Por lo demás, descargas tipo ares, emule, programas sin publicidad y que están hechos sin animo de lucro, no puedo estar en contra de ellos.
PD: si un artista se queja de las descargas piratas, estaría bien eliminar/dejar de descargarse su material, pero por lo vivido con pequeños artistas, les gusta verse en webs de descargas y son contrarios a la SGAE (pequeños artistas dije, de los que trabajan sus 40 hora semanales en una empresa).
Saludos y como siempre, buen artículo.
Creo firmemente que quien crea algo tiene todo el derecho a lucrarse en la venta de su producto, nadie está obligado a consumirlo, hay que pagarlo igual que pagamos la ropa, los alimentos, el transporte... pero somos un país de pícaros en el que la tiene más larga el que tiene el disco multimedia con más juegos, música y películas.
porque claro vamos a analizarlo todo a otro nivel y no sólo dentro del marco propuesto.
resulta que por vivir donde vivo he tenido acceso libre a una educación, a unas ideas, a una música, a un montón de cosas que configuran mi vagaje cultural, de hecho incluso a veces más que "libre" podríamos decir obligatorio, ya que aunque no lo percibamos el conocer ciertas cosas de las culturas de masas se hace obligatorio, aunque de forma sutil, pero obligatorio.
todo este background es el que me lleva a pensar una nueva forma recombinatoria de ensamblar las "piezas" que he absorvido antes. Ya que la originalidad estriba en eso en reensablar, y por tanto tiene más posibilidades de reensamblar aquel que más imputs diferentes tiene. Por poner un ejemplo Alaska fue muy rompedora en su época por que su papá le pagó unos viajecitos a Londres y copió lo que allí vió y lo reprodujo aquí.
Así pués donde reside el coto de la creación? donde reside el límite de aquello que es atribuible a mi, y aquello que és copia si todo es simplemente una recombinación.
Al final claro está los más "pudientes" tienden a poder acceder a más imputs culturales y por tanto más facilidad de recombinatoria de los mismos y mayor facilidad por tanto de vivir de ello. Que no es lo mismo que vivir de peón de obra.
Y si a este último ejemplo nos remitimos, vaya parece que el barco se hunde, pero se hunde para todos!!!! no sólo es la industria cultural, aquí hay mucha gente en este mundo que también lo estamos pasando mal. Y parece que el resto somos un tema secundario. Y de hecho el téxtil en Catalunya, por ejemplo se fué al garete hace mucho tiempo por causa de que los chinos lo hacen más barato y de menos calidad claro.
Y en realidad no fue sólo por eso, si no por la aprovación de tratados internacionales por los cuales se podía comercial "libremente" con paises que cuando un obrero decide hacerse sindicalista le pegan un tiro, y punto. Y no acaba aquí, si no que se hicieron tratados de libre circulación por los cuales se podía comprar a china a 1€ revender em Irlanda a 100€ y revender en España a 101€ saltándose todas las medidas fiscalizadoras del estado que permitían mantener las industrias propias, y de hecho está claro de por que estamos en crisis.
Pero claro, los artistas son la inteligentzia de nuestro momento, tienen facilidad para generar empatía con el entrono y hacer que la masa se identifique con ellos. Controlan los medios de comunicación y de alguna manera nos comunicamos más veces y con más calidad con ellos (aunque sea una comunicacióin unidireccional) que con nuestro vecino.
Sintiéndolo mucho, no puedo compartir la palabra copyright, no la entiendo, y yo también soy artista. Tengo mis esculturas, mis pinturas, mis cortos de animación, ... y sigo siendo feliz.
Por que al final y después de todo lo expuesto sólo encuentro un razonamiento para todo.
Pan y casa sigue habiendo para todos y para todas. Lo que hace falta es repartirlo y lo que hace falta es no sentirse taaan exclusivo y bajar a la calle sólo por el gusto de ver si le puedes ayudar en algo a alguien.
porque claro vamos a analizarlo todo a otro nivel y no sólo dentro del marco propuesto.
resulta que por vivir donde vivo he tenido acceso libre a una educación, a unas ideas, a una música, a un montón de cosas que configuran mi vagaje cultural, de hecho incluso a veces más que "libre" podríamos decir obligatorio, ya que aunque no lo percibamos el conocer ciertas cosas de las culturas de masas se hace obligatorio, aunque de forma sutil, pero obligatorio.
todo este background es el que me lleva a pensar una nueva forma recombinatoria de ensamblar las "piezas" que he absorvido antes. Ya que la originalidad estriba en eso en reensablar, y por tanto tiene más posibilidades de reensamblar aquel que más imputs diferentes tiene. Por poner un ejemplo Alaska fue muy rompedora en su época por que su papá le pagó unos viajecitos a Londres y copió lo que allí vió y lo reprodujo aquí.
Así pués donde reside el coto de la creación? donde reside el límite de aquello que es atribuible a mi, y aquello que és copia si todo es simplemente una recombinación.
Al final claro está los más "pudientes" tienden a poder acceder a más imputs culturales y por tanto más facilidad de recombinatoria de los mismos y mayor facilidad por tanto de vivir de ello. Que no es lo mismo que vivir de peón de obra.
Y si a este último ejemplo nos remitimos, vaya parece que el barco se hunde, pero se hunde para todos!!!! no sólo es la industria cultural, aquí hay mucha gente en este mundo que también lo estamos pasando mal. Y parece que el resto somos un tema secundario. Y de hecho el téxtil en Catalunya, por ejemplo se fué al garete hace mucho tiempo por causa de que los chinos lo hacen más barato y de menos calidad claro.
Y en realidad no fue sólo por eso, si no por la aprovación de tratados internacionales por los cuales se podía comercial "libremente" con paises que cuando un obrero decide hacerse sindicalista le pegan un tiro, y punto. Y no acaba aquí, si no que se hicieron tratados de libre circulación por los cuales se podía comprar a china a 1€ revender em Irlanda a 100€ y revender en España a 101€ saltándose todas las medidas fiscalizadoras del estado que permitían mantener las industrias propias, y de hecho está claro de por que estamos en crisis.
Pero claro, los artistas son la inteligentzia de nuestro momento, tienen facilidad para generar empatía con el entrono y hacer que la masa se identifique con ellos. Controlan los medios de comunicación y de alguna manera nos comunicamos más veces y con más calidad con ellos (aunque sea una comunicacióin unidireccional) que con nuestro vecino.
Sintiéndolo mucho, no puedo compartir la palabra copyright, no la entiendo, y yo también soy artista. Tengo mis esculturas, mis pinturas, mis cortos de animación, ... y sigo siendo feliz.
Por que al final y después de todo lo expuesto sólo encuentro un razonamiento para todo.
Pan y casa sigue habiendo para todos y para todas. Lo que hace falta es repartirlo y lo que hace falta es no sentirse taaan exclusivo y bajar a la calle sólo por el gusto de ver si le puedes ayudar en algo a alguien.