En un "día de Reyes" como hoy, no hace tantos años, quien más quien menos recibía o regalaba un disco. Esto ha cambiado bastante y es una de las causas, digo bien causas y no consecuencias de la mal llamada piratería de archivos musicales.
Comentaba hace algunos días con un músico de toda la vida lo que suponía en los años 60 y 70 comprarse un disco de vinilo. Además de la parafernalia inevitable de acudir a una tienda, escucharlo in situ y otros actos litúrgicos, el más importante de todos ellos era reunirse con los amigos a escucharlo. Ni siquiera esperando al guateque de cumpleaños. No todo el mundo tenia tocadiscos, ni posibilidades económicas de comprarse todos los Lp´s que le gustaban, así que cuando alguno nos comprábamos un disco nuevo, invitábamos a casa a los colegas a escucharlo, y nos pasábamos las letras, que en muchos casos había que escribir a mano porque ni siquiera venían incluidas muchas veces.
La conversión de analógico a digital supuso el principio del fin del mercado discográfico tradicional. Quizá un gran error de las compañías que no podían imaginar los efectos, y que ahora tratan de solucionar...
El problema es que la música hoy en día se ha convertido en un intangible y uno de los conceptos fundamentales del marketing es el "valor percibido" del consumidor. Lo que el comprador entiende que vale realmente por lo que paga, y decide si es justo o no. Ese valor puede ser psicológico como en las marcas de lujo, o real como una barra de pan.
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