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La publicidad política es básicamente inútil.

La política es el único producto que podría ahorrarse el presupuesto en campañas. Dudo mucho que los votantes del PSOE lean el programa electoral del PP y viceversa. Es lo que más afecta a nuestras vidas y sin embargo, la decisión que tomamos sin seguir la famosa regla de "busque, compare y si encuentra algo mejor, cómprelo". Somos capaces de leer la letra pequeña de un envase para ver la composición o el origen de un alimento, estudiarnos el folleto de un automóvil y comprar revistas especializadas para analizar las comparativas, pero me atrevo a afirmar, sin estadísticas en la mano, que casi ningún votante ha leído más de un programa electoral, y casi ni el del partido al que piensa votar.

Y lo peor es que en el "supermercado electoral", en el lineal de los partidos, sólo nos ponen los dos que más venden, y así nunca podremos comprar otros, tal vez mejores.

Por supuesto, es un comentario muy localista, referido a España, donde aún se tiene en cuenta más la ideología que las ideas, y las campañas electorales son más propaganda que información.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Acá desde Rosario, Argentina puedo asegurarte que, efectivamente, la situación es similar ante cada disputa en las urnas.
Los presupuestos están destinados a grandes pantomimas en lugar de buenos, inteligibles y sinceros programas electorales (que igualmente nadie leerá).
No sé como será por allí, creo que en Sudamérica en general, los sistemas son más personalistas, eligiéndose la figura de turno. Ni ideas, ni ideologías… solo personalidades.
Unknown ha dicho que…
Yo también estoy de acuerdo contigo. Muy poca gente cambia el sentido de su voto en función de lo que oye en las cuñas publicitarias, o de la propaganda que le llega a su buzón, o ni siquiera de lo que oiga en un debate televisado con una audiencia de 13 millones. Pienso que, en general, cada uno entiende lo que quiere entender, y si acaso todo este ruido vale a cada uno para reafirmarse en su posición, sea la que sea.

Pero también creo que no está mal que haya ruido, y que cada partido político se esfuerce en aparecer en los diferentes medios. Si gastan demasiado, eso ya no lo sé, tendrán que ver cómo optimizar el coste. Si no, parece que "pasen", y eso repercute en la motivación de la gente, que finalmente acabará pasando, cosa que no es buena en una democracia.

Me acuerdo del último referendum sobre la Constitución Europea. La participación fue bajísima, me parece recordar que el treinta y poco %. Creo que pasó eso porque apenas hubo debate sobre este tema, casi no se informó (vale, cualquiera podía conseguir una copia de la propuesta de Constitución y leérsela, pero eso es un rollo, como leerse los programas electorales). Y la gente "normal" necesita que se lo den todo mascadito y que la animen. Por eso fue a votar tan poca gente.
Hola esférico, gracias por contarnos cómo son las cosas por allá. Es muy importante en estos casos aclarar que el comentario se refiere a la idiosincrasia de un país concreto, porque no en todas partes es exactamente igual, aunque la condición humana si lo sea.

En democracias arraigadas, como la USA (sea imperfecta o no) están acostumbradas a la alternancia basada en los programas o la valoración de un mandato. Demócratas y republicanos se van alternando según su labor y capacidad de convicción.

En democracias jóvenes como la española (30 años no es nada) pesa mucho la tradiciópn, el pasado y los PREJUICIOS. Y los políticos que son quienes podrían cambiar esta inercia, no lo hacen porque les interesa mantener su porcentaje de votos asegurados.

Muchas gracias otra vez.
Hola beatriz, te contaré de dónde ha salido este post: de mi propia experiencia.

La política me gusta y me disgusta a partes iguales. Soy de los pocos que aunque tengo unas convicciones más o menos arraigadas, veo los debates, veo las sesiones parlamentarias tipo "debate sobre el estado de la nación" o las sesiones de investidura, porque no me fío de lo que los periodistas cuentan (por propia experiencia) y quiero saber de primera mano, qué propone o critica cada uno, en qué términos y sin sacar de contexto filtrado por la visión de un periodista.

Además, creo en las IDEAS, y no en las IDEOLOGIAS, que considero pasadas de moda y de época.

Me mojaré más...soy de centro convencido, entendiendo el centro como la equidistancia entre derecha e izquierda: hay que gobernar para todos aunque te voten sólo unos, lo que implica obligatoriamente consenso, y crear leyes que como única norma imprescindible sea NO PERJUDICAR A NADIE.

Soltado este rollo, viene la anécdota. Este fin de semana paseando me dieron un folleto de un partido que recogí sin darme cuenta de cuál era.

No era del que yo suelo votar, pero mi curiosidad nata me llevó a leerlo, y me sorprendí estando de acuerdo con las 12 propuestas que hacía.

12 propuestas reales y concretas y creo que muy necesarias, nada de grandes palabras como "hay que mejorar la educación" o "hay que lograr igualdad en la educación" sino la propuesta concreta para la educación.

Tanto me gustó, que investigué en internet un poco más...reflexioné, y cambié la intención de mi voto por primera vez en 22 años.

A partir de ahí, hice la prueba. Le he leído el programa a más de una persona de confianza, sin decir de qué partido se trataba, y todos me han dicho que las propuestas son fantásticas, y realizables...pero..."yo siempre voto a..."

Les he preguntado entonces qué propone su partido favorito en esos temas,....pero no lo saben.

Has citado el referendum de la Constitución Europea. No votó casi nadie porque los dos partidos principales estaban de acuerdo, y sin confrontación, no hay interés por votar.

En España la gente vota contra alguien, por eso ahora se habla tanto de la importancia de la abstención, porque si no se genera rechazo, por el otro, y se motiva a votar para que no gane el otro, no hay muchas probabilidades de éxito.

La mayoría de la gente no vota ilusionada por un proyecto, porque NO CONOCEN EL PROYECTO.

En fin, que cada uno vote lo que quiera, o no vote, pero que lo haga sabiendo lo que hace.

Y gracias por leer tanto...

J.
Jesús Sarmiento ha dicho que…
Hoy puedo decir que ya sé un poquito más. GRACIAS!
Es curioso el comportamiento de muchas personas. Es muy grupal. Se sienten "agredidos" por los otros y reaccionan. No votan por, sino contra, como bien decís. Por eso los partidos no pueden ni deben dejar lo importante para el final. La campaña empieza a ganarse desde el día después de las elecciones.
Un apunte más, por mi escasa experiencia (ya finalizada), resulta chocante el realismo que se le exige a las pequeñas formaciones y la de bolas que se consienten a los grandes. Pasmoso.
PD: Si hay tanta saturación de PSOE y PP por las calles es porque la ley así se lo permite. Ellos pueden renunciar, pero no van a dejar que otro les pueda hacer sombra. En este punto, los partidos actúan como los gatos, me lo como yo para que no se lo coma el otro. Con todo mi respeto por los gatos ;)
Buf! Jesús, no me digas esas cosas que me agobia la responsabilidad. Sólo es una reflexión en alto, no pretendía dar ninguna lección.

Es muy bueno tu comentario complementario: las elecciones se ganan al día siguiente de celebrarse las anteriores.

El sistema es tan injusto (pero basado en lo que somos) que debería darse espacio en los medios sólo a los partidos que no tienen representación parlamentaria, y no al revés. Durante cuatro años hemos visto y oído lo que han hecho todos en el parlamento. Ahora no pueden venir a vendernos nada que no sepamos.

La mejor campaña electoral es la que han hecho en la oposición o en el gobierno, lo que prometan estará condicionado a lo que ya han hecho.

En cambio, los que no han estado en el parlamento, tal vez tengan propuestas mejores, pero nunca lo sabremos. Y así ad eternum.

Mi opinión personal es que hace falta una renovación en las leyes electorales profundas, pero no le interesa a ninguno de los grandes, y menos a los pequeños que logran obtener un puñadito de escaños.

Pero este no es un blog de política, así que me quedo sólo con la parte que afecta a la comunicación.

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