Diseño y publicidad no es lo mismo, aunque la última necesita del primero para ser más efectiva. ¿Pero qué ocurre cuando lo único de que dispones es el diseño?.
La Ley anti tabaquismo que entró en vigor el pasado enero, le cerró las puertas a la publicidad de las marcas de tabaco. Literalmente, porque sólo se pueden usar los estancos para colocar cualquier tipo de anuncio, y eso siempre que no se vean desde fuera.
Si buscas en la red "Fortuna", la marca más conocida de rubio en España, no encuentras nada. No hay web oficial, uno de los últimos reductos de la comunicación "libre" para productos como el alcohol.
Incluso si lo que quieres es información sobre el equipo de motos que patrocina, te encuentras con que la página es de uso exclusivo para medios de comunicación, previo registro.
¿Entonces qué les queda? Sólo su propio producto, es decir, el packaging.
Y aún así, la labor del diseñador-publicitario se complica, porque el espacio es limitadísimo, y entre advertencias legales sanitarias, etiquetas y códigos quedan escasos centímetros para comunicar.
Por todo ello, el ejemplo que os enseño es digno de destacar. Un bonito ejercicio de diseño (a mi entender, cuestión de gustos) que además resulta paradójico. Se mezclan imágenes "frescas" y "oxigenantes" como sólo el ambiente surfero puede transmitir, con un producto que realmente, aporta todo lo contrario (humo, problemas respiratorios...). Una evidente intencionalidad, además de estar en la onda de las tendencias juveniles, muy ligada a marcas de surf tipo El Niño, O'neill o Rip Curl.
Pues en este caso, diseño y publicidad es lo mismo.
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