Con la universalización de los formatos de documentos electrónicos surgen a menudo dudas sobre la utilidad de los mismos para las artes gráficas.
La denominada "alta resolución" de las imágenes no tiene nada que ver con el formato de la misma. Para imprenta, una imagen en su tamaño final impreso en centímetros ha de tener, al menos, 300 píxeles por pulgada (ppp) mientras que la pantalla de un ordenador necesita sólo 72 ppp.
Todo esto tiene que ver con la diferencia entre guardar o visualizar el contenido y editar un archivo, es decir, manipularlo.
Los formatos de documento PDF y JPG son formatos que "comprimen" los datos para lograr que el mismo ocupe menos memoria ("pese menos").
Así, una imagen de 20 mb "abierta" en Photoshop con formato TIF, ocuparía sólo 1,5 en formato JPG., por ejemplo, pero las características de la imagen no variarían, y si la imagen está en "alta resolución", seguiría estándolo.
Esa capacidad para reducir espacio de disco unido a la fácil visualización e integración en documentos tipo Office lo convierten en el formato más habitual.
Por otra parte están los PDF. Originalmente ideados para poder obtener un documento de impresión standard independientemente del programa o sistema con el que fue creado, se ha convertido en el formato más versátil para compartir información.
También aquí existen dos tipos de PDF, los de "alta", que incluyen fuentes e imágenes en alta resolución y los de "baja" que tienen la calidad suficiente para visualizar en pantalla e imprimir por impresora, pero no pueden utilizarse en artes gráficas.
En resumen, un archivo en baja resolución puede ser PDF o JPG, pero un PDF o JPG no tiene porqué ser en baja resolución.
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