Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de octubre, 2016

En todas partes cuecen castas

No solo hay castas entre los políticos profesionales, haberlas haylas en las empresas, especialmente en marketing. Y no porque sean intocables, que suelen ser defenestrados con frecuencia, sino por la forma en la que llegaron a sus puestos directivos.  Directamente desde la casilla de salida. A los políticos de ahora se les acusa de haber llegado a diputado, concejal, ministro o hasta presidente del gobierno sin haber trabajado en nada más antes . Sin tener experiencia como empleado, pero tampoco como director de una pequeña o gran empresa. Por eso, creemos que viven en otro mundo y no conocen la realidad. No saben lo que cuesta ganarse la vida, ni competir, ni por supuesto generar empleo con esfuerzo e inversión más allá de las subvenciones. Pues en las grandes empresas, pasa lo mismo. Existe una casta de directivos de marketing, o financieros, o de RRHH, que ha llegado a su puesto en una multinacional tras una exitosa carrera formativa: Universidad, Erasmus, Master privado

No me hice creativo para desactivar bombas

No es lo mismo darse prisa que precipitarse. No es lo mismo ser ágil que improvisar. El gran mal de nuestro tiempo y de nuestro mercado publicitario es la falta de previsión. Los planes de marketing anuales son los padres y aquí se trabaja a golpe de ocurrencia. Total, si el creativo tiene internet, puede hacerlo en un ratito. No hay mayor placer para los que disfrutamos haciendo lo que hacemos que tener tiempo para ello. Echarle horas, trabajar más en lo que me has pedido.  No debería ser difícil de entender para un director de marketing. Aunque para darle tiempo a su agencia, ese director de marketing ha tenido que dedicarse tiempo a sí mismo, y a su marca, para pensar bien qué es lo que quiere y para cuándo lo necesita. Y no, no hay nada que vaya a arruinar tu negocio porque no te haga mañana lo que me has pedido hoy. En todo caso, no será responsabilidad mía, sino tuya, por no haberlo tenido previsto. No llames profesionalidad a la ocurrencia de última hora o a la alerta